lunes, 31 de marzo de 2008

Imanol Zubero: «La gran partida vasca se ha jugado en Bizkaia»

Fue uno de los impulsores para la creación de la Organización “Gesto por la Paz”, donde ostenta el cargo de vicepresidente y es fácil encontrar sus asiduas columnas de opinión en “El País” y “El Correo”. El sociólogo Imanol Zubero será una de las nuevas caras del PSOE en el Senado para la próxima legislatura. Deberá dejar la docencia en la Universidad del País Vasco, pero tiene claro que no quiere que Madrid le absorba y dedicará buena parte de su estancia en la Cámara a trabajar por Euskadi, especialmente de cara a las elecciones autonómicas


¿Esperaba conseguir el asiento en el Senado?
No. Así como los sondeos nos indicaban que en Gipuzkoa y Álava íbamos a sacar buenos resultados y en Bizkaia mejorábamos mucho y que podríamos incluso empatar con los nacionalistas, no parecía posible superar al PNV y creíamos que tres de los cuatro senadores se los llevarían ellos, por lo que me ha cogido por sorpresa.

¿Cuáles son los objetivos que se marca para los próximos cuatro años?
No pienso en un plazo de cuatro años. Ahora pienso en resituarme, incorporarme al Senado y ver la agenda que tengo. Tengo que decidir a qué actividades y comisiones del Senado me vinculo y cerrar flacos abiertos con la Universidad, porque tengo que dejar la docencia, pero mantengo los doctorados, másters y dirección de tésis e investigaciones. También está la dimensión personal, que hay que adecuarla a mi nueva vida. Tengo la idea de dedicar el máximo tiempo posible a Euskadi, porque estamos en tiempo políticos de cambio y quiero participar en ellos y no quiero que el Senado ni Madrid me absorba. Después sí me gustaría poder trabajar en áreas del Senado que siempre me han interesado, como los asuntos sociales, el trabajo, inmigración y cultura. Mi objetivo para toda la legislatura es que el Senado se abra a la gente y que se vea que es una puerta para que sus demandas puedan llegar al espacio político.

¿Qué es lo que le lleva a un sociólogo a entrar en la vida política activa?
Desde que era muy joven he estado en política, por la situación de conflictividad en el País Vasco era muy fuerte y mis ideas, por situación familiar, han sido progresistas y de izquierda. He estado en sindicatos e iniciativas políticas, además de movimientos sociales. Nunca he tenido cargos públicos, hasta el año 2000, cuando fui concejal de mi municipio. El salto a la política institucional ha sido casi por incidente.

Tras pasar por el PNV y Ezker Batua, ¿Por qué el PSE?
Mi trayectoria política es inusual. Comencé en las Juventudes del PNV y formé parte de la generación de Iñigo Urkullu y José Luis Bilbao. Lo dejé antes de cumplir los 20 años y fui a Euskadiko Eskerra hasta su disolución e incorporación al Partido Socialista. Me mantuve dentro de colectivos de Euskadiko Eskerra, en los que considerábamos que no era buena decisión formar parte del grupo socialista ni de Eusko Alkartasuna. Después pedí el voto para Ezker Batua en las elecciones del año 2000, cuando había una fuerte polarización política, por una parte con el acuerdo de Lizarra y por otra, el frente entre el PP y el PSE y que a mi me parecía que no era una buena política para este país. N ese momento pensé que Ezker Batua era la única opción que no nos obligaba a elegir entre identidades pero después tomaron la decisión de apoyar al gobierno y, con él, el planteamiento de Ibarretxe. A partir de ese momento entendí que ése no era mi lugar. Al PSE entré porque, a partir de esa época, se produjo un cambio en su dirección cuando Redondo Terreros perdió un Congreso y entra Patxi López con una nueva dirección y un nuevo discurso más integrador, no nacionalista y acorde con los principios que me llevaron a pedir el voto para Ezker Batua. Aunque sea muy presuntuoso decirlo, me da la impresión que los principios que me han llevado a estar en un partido o en otro son básicamente los mismos.

¿Qué valoración hace de los resultados electorales?
A nivel del estado, el PP ha conseguido mejorar posiciones, lo que significa que tiene un voto muy firme. Me preocupa que sea un voto que realmente comulgue al 100% con el discurso tan tremendista de los populares y creo que acabará por apartarse e irá a otras fuerzas políticas, porque mucha gente se va a dar cuenta de que España no se va a romper ni se va a vender a nadie a ETA. Aún así, tiene un suelo muy importante. Por su parte el PSOE, ha conseguido movilizar una gran cantidad de voto que, seguramente es prestado y que ha nacido no ha favor de Zapatero, si no en contra de Rajoy, pero queda un panorama bastante clarificado para los próximos cuatro años. Zapatero va a tener la posibilidad de llegar a muchos acuerdos con otras fuerzas políticas y tendrá que trabajarse mucho ese voto, porque cada vez más, en política se presta un voto, no se da.

¿Ha podido ser la movilización de votos en contra del PP lo que ha llevado a Zapatero ha volver a ganar las elecciones?
Seguramente ha habido gente que ha dejado de votar otras opciones para que Zapatero salga presidente, es lo que se llama voto útil, pero a mi parecer no es correcto, porque útiles son todos los votos. Creo que la mayoría de las papeletas están atraídas por un candidato a la presidencia que lo ha hecho razonablemente bien, que ha hecho cosas positivas pero que ha veces han quedado tapadas por debates muy duros. Ha tenido un discurso integrador y ha conseguido conectar con colectivos emergentes de la sociedad, como la cultura y con espacios urbanos.

¿Qué política deberá hacer Zapatero en los próximos cuatro años?
Deberá explicar muy bien la política que va a hacer y, sobre todo, intentar dar coherencia. En algunos casos su política ha sido errática, como en temas sociales, donde ha habido muchas medidas muy profundas, la de los matrimonios homosexuales o la ley de igualdad y otras han sido ocurrencias, como la de los 400 euros. Tiene que hacer una política más estructurada, donde entre en los problemas reales de la sociedad española, especialmente en los de las mujeres, los jóvenes y los inmigrantes y aprovechar sus cuatro años para hacer una política que le permita ser reelegido en las próximas elecciones.

Desde una perspectiva más cercana, ¿cómo se ve la victoria del PSOE en Euskadi?
La valoración es más que positiva. Por primera vez se ha roto una situación histórica en Euskadi. El PSE no era visto como una opción. A la hora de elegir, la abstención era más razonable que votar al PSE y yo era un caso de ello. Eso se va rompiendo y los votantes del resto de fuerzas políticas ya lo ven como una opción. Ese es el cambio más fundamental. Ahora, lo que se debe hacer es cuidar ese voto y saber que se puede marchar y por ello hay que fidelizarlo, haciendo una política abierta, estando con la gente y poniendo cara a los problemas.

¿Catalunya y Euskadi han dado la victoria al PSOE?
Seguramente, al igual que Andalucía. Es un triunfo simbólico. El arma fundamental que ha utilizado el PP contra Zapatero es el proceso de paz y su supuesta política frente al nacionalismo y que Euskadi legitime la política de Zapatero y le de su apoyo le ha llenado de alegría y es una victoria simbólica, pero muy importante.

¿Cuáles han sido las claves que han propiciado la victoria del PSE después de tantos años de hegemonía del PNV?
Probablemente la misma hegemonía. Cuando un partido está mucho tiempo en el gobierno le produce un desgaste. Le pasó a Felipe González, le pasó a Aznar y ahora le está pasando al PNV en el País Vasco. La segunda razón es que el PNV lleva perdiendo votos en las últimas elecciones y hay una tendencia a la pérdida de voto porque lo que nació como un plan de emergencia -el Plan Ibarretxe- en una situación en la que el nacionalismo estaba contra las cuerdas, lo han convertido en su programa fundamental. Lo que en un momento nació como una tabla de salvación, lo están utilizando para cruzar el Atlántico y eso es imposible. El Plan Ibarretxe ha influído, a pesar de que no lo han utilizado en la campaña, pero estaba presente. También quiero creer que la política constructiva que viene haciendo el PSE hace que se le vea como una opción razonable y que tranquiliza la política. En última instancia, seguramente, el asesinato de Isaías Carrasco también ha tenido que ver. Pero hay que tener en cuenta que en el voto extranjero y por correo, que se hizo mucho antes del asesinato, el PSE ya ganaba, por lo que ha tenido un impacto, pero no definitivo.

¿El premio a los buenos resultados puede ser un ministerio para un socialista vasco?
Se habla de ello y sería importante visualizar la presencia vasca en el Gobierno. Pero me parece más importante que, tanto en el Congreso como en el Senado se vea que el auténtico grupo vasco, el que más electos vascos recoge, es el Partido Socialista. Me gustaría que se pueda actuar como una especie de grupo parlamentario y la gente se identifique con ellos.

¿El “boom” que ha vivido el PSOE ha venido dado por el cambio de discurso y la entrada de Patxi López?
Se ha producido una inflexión evidente. Lo que no está haciendo Patxi López es la “política de frentes” que se empezó a hacer a partir de 1998, motivada por la misma estrategia del nacionalismo vasco. Patxi López ha conectado con la sociedad y se ha dado cuenta de que no se puede construir unos contra otros, que no hay barrios nacionalistas y no nacionalistas, estamos mezclados. Patxi López nos dice que defender el autogobierno no implica enfrentarse al proyecto del estado español ni enfrentarnos entre nosotros.

¿Qué puede pasar en las elecciones autonómicas?
Dependerá de lo que se haga a partir de ahora. Es cierto que hay una tendencia, que puede mantenerse, disminuir o retroceder. Pero sí que hemos entrado en un ciclo largo, donde la presencia del PSE es cada vez más fuerte pero no está nada ganado. Es fundamental que el PSE toque y sea tocado por la Euskadi real, la que es de izquierdas, pero que también es moderada y conservadora, que habla castellano, pero también euskera y donde hay instituciones pero también movimientos sociales, empresas, sindicatos… El PSE debe hacerse presente, visible y hacerse querer por parte del País Vasco. Ante las próximas autonómicas estos buenos resultados nos ofrecen un suelo importante en el que trabajar, pero que es tan alto que puede dar vértigo si bajamos. Si se ha llegado hasta aquí, hay que intentar mantenerse, trabajando mucho en el ámbito local, es decir, que la gente nos vea como referencia y que entienda que votar al PSE no es traicionar nada, ni dejar de ser vasco ni mucho menos venderse a nadie.


Por territorios, Álava ya era un territorio conquistado por el PSE desde las pasadas municipales, al igual que Gipuzkoa. Lo más sorprendente ha venido desde Bizkaia
Era el terreno más duro. El primer partido moderno en Euskadi fue el PSOE, y se constituyó precisamente en Bizkaia, antes que el PNV. Desde siempre el socialismo ha tenido una huella importante en Euskadi, pero es verdad que tras la muerte de Franco y durante la etapa democrática era el nacionalismo el que representaba a Bizkaia. Ahora eso ha cambiado y es positivo porque nadie podrá hablar a partir de ahora de “feudos”, la gente da y quita su voto con libertad.

¿Cómo se interpreta esta victoria en el territorio bizkaino?
Es una recogida de un fruto que ya tocaba. La renovación ha sido muy importante. Ha habido un candidato excelente, que es Eduardo Madina, uno de los mejores políticos que existen y que ha hecho mucho por Bizkaia. En definitiva, se ha visto que hay un efecto de expansión, que empezó en Gipuzkoa, siguió en Álava y ahora se ha trasladado a Bizkaia. No era esperado que fuera tan pronto y fuerte el cambio, pero es consecuencia de una política que ya venía dando resultados

¿Es la victoria más importante de las tres provincias vascas?
Sí, por inesperada y complicada. En números hay más diferencias en Gipuzkoa y Álava, pero la gran partida vasca se ha jugado en Bizkaia.

¿Llegaremos a ver un lehendakari socialista?
Seguro. ¿Para cuándo? No lo sé, pero Patxi López sería un excelente lehendakari. Es joven, dinámico y muy irónico consigo mismo y no hablaría en tercera persona, como lo hace Ibarretxe. Sería capaz de acercarse a la gente, a las víctimas del terrorismo y ser más un lehendakari de sociedad que de partido.

¿El varapalo del atentado en el que fue asesinado Isaías Carrasco no le hace replantearse si merece la pena lucirá por unas ideas que pueden acabar con su vida?
Todos lo pensamos, pero no conozco a nadie, ni socialistas ni populares, que se hayan replanteado su militancia política tras los atentados. A veces pienso qué es lo que ocurriría si los que sufrieran los atentados fueran nacionalistas, porque no creo que lo aguantarían tanto. Le das vueltas y te lo replanteas. En mi caso, rechacé la seguridad, aunque me pusieron el argumento de que, si no llevaba escolta podría ser el siguiente en la lista. Yo les contesté que, entonces, tendrían que ponerle escolta al que está detrás de mí en la lista. Psicológica y personalmente es un fuerte impacto, pero no hay nadie que deje la política por ello. Es verdad que mantener mucho tiempo la amenaza y la vigilancia pasa factura y llega un momento que necesitas huir, pero no es el miedo el que hace que la gente lo deje.

¿Nunca ha sentido miedo?
Lo tuve en el año 2000, cuando aparecí en las listas de Komando Buruntza y un año antes había nacido mi hija. Sobre todo, era por si le podía pasar algo a ella. No sé bien cuál es el sentimiento, pero no es miedo. Lo que sí haces es un cambio en la forma de moverte y relacionarte con la gente. Es una falta de libertad.

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