jueves, 17 de abril de 2008

El gran significado de un absurdo trapo de colores

Hace varios meses, desde el Gobierno de Madrid se obligó, en un plazo determinado de tiempo a todos los Ayuntamientos e instituciones españolas a colocar en sus fachadas la bandera española. Como no podía ser menos, la exigencia suscitó polémica en varias localidades y ciudades del País Vasco, entre ellas, Bilbao, donde la bandera rojigualda no ondeaba hasta ahora.
La fecha tope en la que se debía colocar la insignia era a principios del mes de abril y, con absoluto pesar, el alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna (PNV) se vio obligado a colocar la susodicha en el Ayuntamiento de la capital vizcaína. La nueva inquilina del órgano municipal bilbaíno trajo consigo varias reprimendas y alguna que otra manifestación, con mucha ikurriña presente, además de protestas continuadas.

Este es solo un caso más que evidencia el gran engaño al que, ya no sólo la población española, si no todos los seres humanos estamos sometidos. Discutimos por pertenecer a una u otra bandera. Nos peleamos por ellas, las alabamos o nos enfadamos con nuestros amigos por defenderlas. A veces, somos capaces hasta de matar por ellas.

Pero nunca nos hemos parado a pensar ¿qué es realmente una bandera? Y es que, a fin de cuentas, una bandera no es más que un trapo teñido de diferentes colores. Eso es lo que desata en nosotros pasiones, aborrecimiento o el llegar incluso a empuñar un arma en su defensa.

Ellas desatan ese sentimiento de cariño hacia un territorio y un odio hacia el otro. El que es vecino, el que nos engloba a todos pero, creen algunos, nos oprime y no nos deja ser libres. Un sentimiento, como el mismo trapo de color, absurdo porque, ese sentir no se corresponde con lo que nos ocupa. Se puede sentir el calor del sol en verano, el frío de una helada en invierno. Se puede sentir odio o cariño por una persona, por un animal pero no por un territorio, sea cual sea. Porque, aunque a veces no nos guste, a los territorios pertenecemos, no los sentimos.

Por eso, y ante un tema tan delicado como el de los sentimientos hacia la tierra o el amor a las banderas se debe ser especialmente inteligente y no dejarse engañar, como se ha hecho a lo largo de la historia. Al fin y al cabo todas las banderas son iguales. Trozos de tela con diferentes colores y diseño, pero trozos de tela, simplemente eso.

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