jueves, 15 de mayo de 2008

Lo ético y lo no ético, ¿legítimo o ilegítimo?

Cuando se producen atentados terroristas, los medios de comunicación desdoblan su trabajo y duplican las horas de emisión de informativos especiales con el fin de ofrecer los últimos datos que se van conociendo al tiempo que ocurren. Enviados especiales en el lugar del atentado, periodistas en la sala de prensa de la Moncloa esperando las declaraciones del Gobierno, otros en la casa de la oposición, unidades móviles que se desplazan hasta el hospital más cercano donde las víctimas van a acudir y redactores que se presentan en los hogares de los familiares de los afectados son parte de las informaciones que nos llegan a los atónitos espectadores que no son capaces de asimilar cómo se puede llegar a tener la sangre fría de colocar una bomba o empuñar una pistola buscando el terror, la sangre y la muerte. La ciudadanía absorbe toda esa información y llora, es indiferente o se ríe pero, independientemente del sentimiento que nos provoca, cabe preguntarse: ¿es ético o legítimo que se le de tanta importancia a este tipo de sucesos?

La respuesta rápida y fácil es simple y llanamente que sí. Un hecho de estas características, más especialmente cuando hay víctimas mortales merece ser la noticia del día y que el despliegue con ella sea mayor, obligando al resto de noticias a pasar a un segundo plano. Es más, por respecto, con la víctima y los afectados, además de con sus familiares, se merece ser noticia pero, si nos paramos a pensar, ¿no estamos entre todos, políticos, prensa y ciudadanos haciéndole el juego a los terroristas?

Si hay algo en este mundo que a todo ser humano nos fastidie es la ignorancia. Que alguien se olvide de que estamos presentes, que no nos hagan caso cuando hablamos, que las cosas que hacemos no tengan relevancia. Esto es precisamente lo que debería hacerse con los atentados terroristas. Cuanto menos caso se les haga y menos páginas de periódicos se les destinen, más pronto se cansarán de cometer barbaridades, porque no habrá nadie que les preste atención. Nadie que les alabe ni nadie, como la gran mayoría de la sociedad, que les censure.

Aunque esta actitud no sería ética, quizás sí legítima, porque el fin sería positivo para todos. Si patalean, que pataleen, griten, se enfaden y hagan manifestaciones. Pero que no se les filme, que no se les ponga una grabadora delante ni se les hagan fotos, porque es precisamente lo que ellos quieren. Esa publicidad, aunque a la gran mayoría nos parezca mala, para ellos es la mejor que pueden tener y si queremos acabar con esta lacra que arrastra nuestro país desde hace más de 40 años hay que cortar por lo sano, no sólo con acciones políticas, si no también de la mano de la opinión pública.

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2 comentarios:

Blogger Andrés Cánovas ha dicho...

Brutalmente sinceras las declaraciones de la viuda.

17 de mayo de 2008, 11:14  
Blogger Yoel García ha dicho...

Los medios de comunicación no hacen mas que informar, para bien o para mal.
Lo triste es tener la sensación de que a los propios politicos no les interesa en absoluto que esto se pare, lo frenan pero no les interesa pararlo del todo, al fin y al cabo el terrorismo da votos y desvia la atención de otros asuntos.

18 de mayo de 2008, 14:22  

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