miércoles, 28 de mayo de 2008

Sí y no

¿Está usted de acuerdo en apoyar un proceso de final dialogado de la violencia si previamente ETA manifiesta de forma inequívoca su voluntad de poner fin a la violencia para siempre?

¿Está usted de acuerdo en que los partidos vascos sin exclusiones inicien un proceso de negociación para alcanzar un acuerdo democrático sobre el ejercicio del derecho a decidir del pueblo vasco y que dicho acuerdo sea sometido a referéndum antes de que finalice el año 2010?

Éstas son las dos preguntas que el lehendakari Juan José Ibarretxe pretende hacer a la sociedad vasca el próximo 25 de octubre, con el fin de saber si estamos de acuerdos con la autonomía de Euskadi. Dos preguntas con un claro fondo electoral. Mucho marketing y poco sentido.

Para empezar, Ibarretxe es plenamente consciente de que toda la algarabía que ha montado, está desatando y va a crear en el futuro no es más que un grito desesperado por llamar al electorado vasco a cerrar filas en torno al PNV. De nuevo, su objetivo es ensalzar los valores patrios de una tierra que cada vez se identifica menos con la idea de los separatismos, como muestran los resultados de las últimas elecciones generales. En definitiva, no es más que un globo hinchado, que ni siquiera tiene aire.

Comenzaremos por analizar la primera de las dos preguntas. Lo que Ibarretxe quiere saber es si los vascos estamos de acuerdo en dialogar con ETA, si ésta tiene voluntad, con el fin de dejar las armas. El pasado lunes, Iñigo Urkullu concedía una entrevista a un diario vasco en el que decía claramente que una de las preguntas de Ibarretxe iba a ser si los vascos rechazábamos la violencia de ETA. Por lo tanto, las intenciones del presidente del PNV chocan con las del lehendakari, puesto que el significado de las dos cuestiones no es el mismo y, como no podía ser menos, los fines que se pueden lograr preguntando una u otra, son totalmente diferentes. Porque, de realizar la pregunta que lanzaba Urkullu, lo más probable es que, a la hora de aprobar este referéndum, el PNV no cuente con los apoyos de EHAK. En cambio, con la pregunta de Ibarretxe, la izquierda abertzale puede replantearse su voto a favor.

La segunda cuestión llama más a la propia sociedad que a los partidos políticos. El lehendakari pretende saber si los vascos estaríamos de acuerdo en que todos los grupos políticos negociasen para llegar a un referéndum en 2010 acerca de la autonomía de Euskadi. Con ello, el lehendakari está buscando llamar a ese sentimiento de pertenencia, a la ikurriña, a Sabino Arana, en definitiva, a que nos acordemos de que nuestra tierra es Euskadi y con ese recuerdo presente, vayamos a votar en mayo (si no se adelanta a octubre), y votemos en consecuencia a ese sentimiento.

A fin de cuentas, más paja a la vida política, que ya comenzaba a estar un poco aburrida con tanta pelea interna pero exteriorizada el Partido Popular. Ibarretxe ha elegido mal momento para presentar su hoja de ruta con todo detalle. En Madrid están tan preocupados en perseguir a Esperanza Aguirre, hacer vigilancia en la Calle Génova y tirar de la lengua a Mariano Rajoy, que esta noticia pasará algo más inadvertida de lo que hubiera sido en otro momento.

Yo le digo “sí” a negociar con ETA, mientras ésta manifieste su deseo de dejar definitivamente las armas y le digo “no” a negociar un referéndum para 2010 porque no sirve de nada seguir hinchando el globo que Ibarretxe sabe muy bien que, ni se va a inflar más ni va a explotar, porque, por mucho que estas dos preguntas se aprueben en el Parlamento de Vitoria, viajarán a Madrid y de allí no volverán a Euskadi.

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miércoles, 21 de mayo de 2008

Anticipaciones

El debate sobre la anticipación de las elecciones en el País Vasco a finales de este año se ha vuelto a reavivar con la reciente visita de Juan José Ibarretxe a José Luis Rodríguez Zapatero. El lehendakari, que iba dispuesto a plantear al presidente del Gobierno una nueva propuesta de consulta para Euskadi se marchó de Madrid de nuevo con las manos vacías porque el presidente dijo “no”, y lo dijo sutil, graciosa e inteligentemente. En su comparecencia ante los medios tras la reunión, Zapatero explicó todos los temas sobre los que habló con Ibarretxe. Economía, obras del Tren de Alta Velocidad, terrorismo, inversión en Investigación y Desarrollo…y entre ellas, la autonomía de Euskadi, como si fuera un punto más del extenso diálogo que tuvieron.

Ibarretxe, en cambio, salió enfadado y pataleando porque, según él, Zapatero sólo tiene un proyecto para Euskadi, que es el de las elecciones. El secretario general del PSOE replicó que, como bien demócrata que es, sin duda piensa en las elecciones porque son la forma de expresión del pueblo. A fin de cuentas, que no solucionaron nada, cruzaron alguna que otra acusación verbal en sus respectivas ruedas de prensa, y Zapatero se metió en su habitación de la Moncloa e Ibarretxe puso rumbo a Vitoria.

¿Y ahora qué va a pasar? Es lo que nos preguntamos muchos, especialmente los vascos. Pues no va a pasar nada. Porque Ibarretxe es plenamente consciente de que su hoja de ruta, que afirma seguir manteniendo a pesar del encuentro con Zapatero, es ilegal, y que en octubre no puede llevar a cabo la consulta al pueblo vasco, porque debería pasar y ser aprobada, primero en el Parlamento Vasco y después en el Congreso de los Diputados, cosa que no se va a producir, como sucedió con su anterior plan.

¿Tendremos elecciones anticipadas en Euskadi? Tanto la respuesta afirmativa como la negativa tienen razones de peso. En 2005, cuando se llevó el Plan Ibarretxe al Congreso, donde fue desestimado, el PNV convocó elecciones anticipadas en la fecha que se debería haber realizado la consulta para la autonomía de Euskadi. Así pues, los antecedentes nos dicen que en octubre, que es para cuando estaba fijada la votación de la propuesta soberanista, los vascos estaremos llamados a las urnas, pero no para decir sí o no a una mayor autonomización del País Vasco, si no para elegir el Gobierno que nos dirija los próximos cuatro años.

Otra razón de peso podría ser el protagonismo que el País Vasco tendría a finales de año. Si las elecciones se celebran en las fechas previstas. Euskadi será una Comunidad Autónoma más donde se lleven a cabo los comicios, pero si se hacen en octubre, con su campaña electoral previa, se garantiza estar presente a diario en los medios de comunicación y la opinión pública.

Pero, a pesar de los antecedentes y el protagonismo, Ibarretxe y el PNV saben que las circunstancias no son, ni mucho menos las mismas que cuando en 2005 adelantaron los comicios autonómicos. Hace tan sólo dos meses que los nacionalistas vascos se han llevado el que sea posiblemente el mayor batacazo de su historia. Y es que, en las elecciones generales del 9 de Marzo el PNV dejó de ser, por primera vez, la primera fuerza política de Euskadi. Es más, el partido liderado por Iñigo Urkullu perdió su hegemonía en las tres provincias vascas en detrimento del PSOE e incluso las tres capitales, Bilbao, San Sebastián y Vitoria, tuvieron una victoria socialista.

Estos últimos resultados dan buena cuenta de que el Partido Socialista de Euskadi está en alza y el PNV, a la baja. Todo ello debido a que estos últimos todavía no han dejado clara su línea ideológica. Como todo partido político, quieren aglutinar el máximo número posible de votos, pero en su caso, es casi una utopía. Buscan mantener el paoyo del empresariado vasco que históricamente le ha hecho obtener las victorias y, al mismo tiempo, intentan hacer un discurso radical, para que los votos de la izquierda abertzale también vayan a parar a su lado. Tras la marcha de Josu Jon Imaz y la soberbia mostrada por algunos dirigentes, como Joseba Egibar, que no está dispuesto a dejar de lado sus ideas más radicales, se antoja difícil saber a ciencia cierta si el PNV sigue siendo moderado o tiene una vertiente más separatista. Esto, unido a la vergonzosa actuación del partido en Mondragón, con el primer intento de censura a ANV ha hecho que el Partido Nacionalista Vasco vaya perdiendo apoyos.

Así pues, ni al lehendakari ni a su partido le conviene convocar elecciones para octubre, porque el bajón de votos de las generales está muy reciente y, aunque la población vasca no vote de la misma forma en ambas, podría peligrar la victoria del PNV a favor del PSE, lo que supondría una situación histórica en el País Vasco.

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lunes, 19 de mayo de 2008

El poder de los gestos

Narrar no es argumentar, si no que significa recordar quién está hablando y hacer que a nadie se le olvide cuál es el orden de poder, es decir, la existencia de las masas y las clases sociales. La masa escucha y responde a los argumentos. Observa a los actores, la élite y se dedican a hablar entre ellos sobre sus maneras de hablar o la ropa que lleva pero en realidad no saben lo que dice. Así se ha conseguido que políticos que, profesionalmente no valen para desempeñar sus cargos, sean después los que más éxito tengan entre las masas, porque consiguen ocultar sus carencias con este tipo de “maquillaje”.

Uno de los grandes dominadores de las técnicas persuasivas a través de sus gestos, su forma de vestir y su extravagante vida fuera de los parlamentos y congresos es el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy. En la campaña electoral que le llevó hasta el Eliseo, el francés sacaba mucho partido a su lenguaje corporal, con diversos gestos con los brazos y las manos, muy característico, por cierto, de los partidos de derechas. Para atraer al electorado aún más, se hizo fotos con George Bush, Tony Blair o Condolezza Rice.


Una vez ya en la presidencia, Sarkozy sufrió el primer varapalo a su política con los disturbios que se generaron a las afueras de París por las huelgas y las medidas extremas que su gobierno puso en marcha en materia de seguridad. Su imagen comenzó a caer en picado y, consciente de ello, emprende un auténtico espectáculo político. Así, realiza videoconferencias con los secuestradores de Ingrid Betancourt, que después se mostraban en el portal de Internet “youtube” y en el que aparecía el propio Sarkozy en su despacho, con la bandera de Francia detrás.
Tras esto, se creó un club de fans con su nombre, que fabrican camisetas y bolsos con fotos suyas.

Pero, sin duda, el auge definitivo de Nicolás Sarkozy fue gracias a su divorcio con la que hasta entonces era su mujer, Cecilia, para emprender un noviazgo con la cantante y modelo Carla Bruni, que posteriormente acabó en boda.
Los vimos juntos en diferentes lugares, incluso en Egipto, donde la pareja fue a pasar unas supuestas vacaciones, en las que continuamente estaban rodeados de fotógrafos.
También facilitó fotografías suyas subido a los lomos de un caballo, en las que da la impresión, como se aprecia en la fotografía de la página siguiente de ser un auténtico caballero andante, aguerrido y fuerte. Con todo ello consiguió que, más que un político, su vida se pareciera a la de un personaje famoso pero gracias a toda esta campaña, sus índices de popularidad subieron como la espuma.

Los gestos del presidente francés son también dignos de análisis. En sus discursos, los fotógrafos captan con gran acierto las miradas más penetrantes y determinantes de Sarkozy. Los ojos clavados en la oposición, mirando a la cámara o con las manos en el pecho y la mirada hacia arriba. Sarkozy está siempre muy pendiente de la colocación de los fotógrafos y cámaras y es realmente a ellos a quién dirige sus miradas y gestos, a pesar de que no les mire explícitamente porque, aunque tenga a la oposición enfrente, lo que al francés realmente le preocupa es la opinión pública que se formará a raíz de las fotografías y secuencias de imágenes que le capten en los actos públicos.
Con esta campaña de marketing para favorecer su imagen y las miradas de complicidad y llenas de significado, Nicolas Sarkozy consigue una mayor personalidad frente a las cámaras y mucha más interpelación con el público, además de una cierta complicidad con los fotógrafos. Consigue tapar sus carencias o sus malos actos con su vida privada y hace que esta sea incluso más importante que el futuro devenir del país que él gobierna.

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jueves, 15 de mayo de 2008

Lo ético y lo no ético, ¿legítimo o ilegítimo?

Cuando se producen atentados terroristas, los medios de comunicación desdoblan su trabajo y duplican las horas de emisión de informativos especiales con el fin de ofrecer los últimos datos que se van conociendo al tiempo que ocurren. Enviados especiales en el lugar del atentado, periodistas en la sala de prensa de la Moncloa esperando las declaraciones del Gobierno, otros en la casa de la oposición, unidades móviles que se desplazan hasta el hospital más cercano donde las víctimas van a acudir y redactores que se presentan en los hogares de los familiares de los afectados son parte de las informaciones que nos llegan a los atónitos espectadores que no son capaces de asimilar cómo se puede llegar a tener la sangre fría de colocar una bomba o empuñar una pistola buscando el terror, la sangre y la muerte. La ciudadanía absorbe toda esa información y llora, es indiferente o se ríe pero, independientemente del sentimiento que nos provoca, cabe preguntarse: ¿es ético o legítimo que se le de tanta importancia a este tipo de sucesos?

La respuesta rápida y fácil es simple y llanamente que sí. Un hecho de estas características, más especialmente cuando hay víctimas mortales merece ser la noticia del día y que el despliegue con ella sea mayor, obligando al resto de noticias a pasar a un segundo plano. Es más, por respecto, con la víctima y los afectados, además de con sus familiares, se merece ser noticia pero, si nos paramos a pensar, ¿no estamos entre todos, políticos, prensa y ciudadanos haciéndole el juego a los terroristas?

Si hay algo en este mundo que a todo ser humano nos fastidie es la ignorancia. Que alguien se olvide de que estamos presentes, que no nos hagan caso cuando hablamos, que las cosas que hacemos no tengan relevancia. Esto es precisamente lo que debería hacerse con los atentados terroristas. Cuanto menos caso se les haga y menos páginas de periódicos se les destinen, más pronto se cansarán de cometer barbaridades, porque no habrá nadie que les preste atención. Nadie que les alabe ni nadie, como la gran mayoría de la sociedad, que les censure.

Aunque esta actitud no sería ética, quizás sí legítima, porque el fin sería positivo para todos. Si patalean, que pataleen, griten, se enfaden y hagan manifestaciones. Pero que no se les filme, que no se les ponga una grabadora delante ni se les hagan fotos, porque es precisamente lo que ellos quieren. Esa publicidad, aunque a la gran mayoría nos parezca mala, para ellos es la mejor que pueden tener y si queremos acabar con esta lacra que arrastra nuestro país desde hace más de 40 años hay que cortar por lo sano, no sólo con acciones políticas, si no también de la mano de la opinión pública.

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jueves, 8 de mayo de 2008

El trío se rompe

¡Qué sensación de vacío nos dejan, de vez en cuando, algunos grupos musicales cuando anuncian su separación o el punto final a su carrera! Es como si algo de nosotros se desvaneciera, como si una parte nuestra también se rompiera. Pero no sólo pasa con la música. También en política algunas despedidas hacen que un grupo que, aparentemente parecía indisoluble, se rompa, como ha ocurrido con el flamante trío del Partido Popular formado por Eduardo Zaplana, Ángel Acebes y Mariano Rajoy. Es curioso que, después de tantas y tantas veces que hemos oído de sus bocas que algo llamado España se rompe, sea precisamente su relación, su trío el que se haga añicos.

El dueño de Terra Mítica fue el primero en abandonar el barco. Alegó que había cumplido un ciclo y tenía una jugosa oferta de la empresa Telefónica, en la que mejorará sustancialmente su sueldo (a partir de ahora se embolsará cerca del millón de euros al año). Parece ser que ahora una dura, falaz y cruenta estrategia política se premia con contratos desorbitados. ¡Hagamos todos demagogia! Sólo basta con montar una conspiración con datos falseados, hacer unas llamadas y poner unos cuantos autobuses desde todos los puntos del país hasta la capital para montar una manifestación y ya tenemos el puestazo asegurado. Esperemos que dentro de unos años, Zaplana no se queje, como su compañera de partido Esperanza Aguirre, de que no llega a fin de mes.

El segundo en la cola en decir adiós ha sido Ángel Acebes. La decisión del todavía portavoz del PP en el Congreso no ha causado una extrañeza, pero, cuanto menos, sorprende que él también deje la vida política activa, después de haber demostrado su más absoluta fidelidad a cuantos líderes han conducido la nave del partido. Tanto con Aznar, como con Mariano Rajoy, Acebes ha sido el perrito obediente que siempre ha defendido hasta el final las ideas de sus jefes.

Pero, tanto uno como el otro eran conscientes de que, en cuatro años, plantearon una estrategia de acoso y derribo, de crispación, como gusta decir al PSOE, y que se la jugaban todo a una carta en las elecciones: Ganar o ganar. Si no era así, deberían salir por la puerta de atrás. Sus nombres ya estaban muy marcados y manchados por sus oscuras manipulaciones el fatídico 11 de marzo de 2004 y los días posteriores. Sus detractores no lo perdonaron e, incluso en el seno de su partido, muchos votantes tampoco estaban contentos con su presencia.

Habrá que esperar al mes de junio para saber quiénes ocuparan sus puestos, el de diputado raso del Congreso que deja Zaplana y el de portavoz del PP, de Acebes, y todo ello sin olvidarnos de que, también en ese Congreso, Rajoy se someterá al examen de su propio partido para ser reelegido como presidente del PP. Del famoso trío, tan sólo queda él, lo que no se sabe es hasta cuando. ¡Cómo nos vamos a aburrir sin ellos!

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