jueves, 5 de junio de 2008

El mundo está salvado

Sí señores, hoy el mundo sonríe un poco más. Las flores renacen, el sol sale y todo es optimismo, porque el planeta tierra está salvado o, al menos, se encuentra en el camino para ello. Así es como se puede interpretar, desde un punto de vista quizá demasiado engrandecedor, la victoria de Barack Obama sobre su contrincante Hillary Clinton en las primarias de su partido, que debían elegir el candidato por parte de los demócratas en la carrera hacia la Casa Blanca.

La encarnizada pelea entre la ex vicepresidenta y Obama ha sido tan dura que bien parecían ser de diferentes partidos políticos y que, lo que realmente se estaban jugando era ya la presidencia de los Estados Unidos. Pero, después de la dura batalla, llega la calma, especialmente para el de Honolulu, que ha visto resurgir sus expectativas conforme iban pasando los meses y su campaña recorría los estados de la primera potencia mundial. Durante todos estos días, Obama y Clinton han protagonizado una verdadera batalla de números, puesto que en ningún momento los votantes se decantaban en masa por uno de ellos, pero también de imágenes y palabrerío, muestra de ello fue el increíble monólogo de Hillary cuando recordó las penurias que su marido le hizo pasar al destaparse el “caso Lewinsky” y el azote moral que le supuso a ella. Con ello, la senadora demócrata consiguió llegar al lado más humano de la población, pero la imagen tierna y la sonrisa perpetua de Obama fueron dos de los aspectos que han hecho que los demócratas estadounidenses hayan decidido que ésta será la primera ocasión en la que una persona de color sea candidata a la presidencia de su país.

Y así, el mundo hoy sonríe un poco más y casi está salvado. O por lo menos, algo más cerca de la salvación de lo que lo estaría si Hillary Clinton fuera la candidata demócrata. La esposa del ex presidente Hill Clinton ha demostrado continuamente su experiencia, factor en el que superaba a Obama, pero siempre ha dado muestras de sus ansias de poder y de volver a ocupar la Casa Blanca, más allá de preocuparse por la situación al de su país. Mientras, aunque internamente Obama busque lo mismo, ha dejado ver su cara más humana, lo que en Estados Unidos es decisivo para ganar unas elecciones.

Podemos ir mentalizándonos para la campaña electoral que se llevará a cabo a finales de año porque, aunque a nosotros no nos corresponda ni estemos llamados a las urnas, nos volverá a tocar, como siempre, de cerca. Preparémonos para ver a John Mc Cain visitando a enfermos en hospitales, jugando al béisbol o practicando windsurf o a Obama repartiendo comida gratis, dando un mítin en un ring de boxeo o asistiendo a conciertos de Bob Dylan como métodos para hacer campaña. De nuevo volverán a entrar en escena los juegos de legitimación para labrar las imágenes de los candidatos (en lo que Obama tendrá una ligera ventaja, debido a su mayor presencia en los medios en los últimos meses que su rival Mc Cain) y a las puestas en escena, con grandes monólogos, masas efusivas, mucho patriotismo en forma de colores rojos, azules y blancos y continuas apelaciones a los sentimientos y al corazón de la audiencia. Lo que sí está claro es que, con tal de que la campaña electoral sea la mitad de mediática que la lucha por la candidatura demócrata, no nos vamos a aburrir.

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miércoles, 28 de mayo de 2008

Sí y no

¿Está usted de acuerdo en apoyar un proceso de final dialogado de la violencia si previamente ETA manifiesta de forma inequívoca su voluntad de poner fin a la violencia para siempre?

¿Está usted de acuerdo en que los partidos vascos sin exclusiones inicien un proceso de negociación para alcanzar un acuerdo democrático sobre el ejercicio del derecho a decidir del pueblo vasco y que dicho acuerdo sea sometido a referéndum antes de que finalice el año 2010?

Éstas son las dos preguntas que el lehendakari Juan José Ibarretxe pretende hacer a la sociedad vasca el próximo 25 de octubre, con el fin de saber si estamos de acuerdos con la autonomía de Euskadi. Dos preguntas con un claro fondo electoral. Mucho marketing y poco sentido.

Para empezar, Ibarretxe es plenamente consciente de que toda la algarabía que ha montado, está desatando y va a crear en el futuro no es más que un grito desesperado por llamar al electorado vasco a cerrar filas en torno al PNV. De nuevo, su objetivo es ensalzar los valores patrios de una tierra que cada vez se identifica menos con la idea de los separatismos, como muestran los resultados de las últimas elecciones generales. En definitiva, no es más que un globo hinchado, que ni siquiera tiene aire.

Comenzaremos por analizar la primera de las dos preguntas. Lo que Ibarretxe quiere saber es si los vascos estamos de acuerdo en dialogar con ETA, si ésta tiene voluntad, con el fin de dejar las armas. El pasado lunes, Iñigo Urkullu concedía una entrevista a un diario vasco en el que decía claramente que una de las preguntas de Ibarretxe iba a ser si los vascos rechazábamos la violencia de ETA. Por lo tanto, las intenciones del presidente del PNV chocan con las del lehendakari, puesto que el significado de las dos cuestiones no es el mismo y, como no podía ser menos, los fines que se pueden lograr preguntando una u otra, son totalmente diferentes. Porque, de realizar la pregunta que lanzaba Urkullu, lo más probable es que, a la hora de aprobar este referéndum, el PNV no cuente con los apoyos de EHAK. En cambio, con la pregunta de Ibarretxe, la izquierda abertzale puede replantearse su voto a favor.

La segunda cuestión llama más a la propia sociedad que a los partidos políticos. El lehendakari pretende saber si los vascos estaríamos de acuerdo en que todos los grupos políticos negociasen para llegar a un referéndum en 2010 acerca de la autonomía de Euskadi. Con ello, el lehendakari está buscando llamar a ese sentimiento de pertenencia, a la ikurriña, a Sabino Arana, en definitiva, a que nos acordemos de que nuestra tierra es Euskadi y con ese recuerdo presente, vayamos a votar en mayo (si no se adelanta a octubre), y votemos en consecuencia a ese sentimiento.

A fin de cuentas, más paja a la vida política, que ya comenzaba a estar un poco aburrida con tanta pelea interna pero exteriorizada el Partido Popular. Ibarretxe ha elegido mal momento para presentar su hoja de ruta con todo detalle. En Madrid están tan preocupados en perseguir a Esperanza Aguirre, hacer vigilancia en la Calle Génova y tirar de la lengua a Mariano Rajoy, que esta noticia pasará algo más inadvertida de lo que hubiera sido en otro momento.

Yo le digo “sí” a negociar con ETA, mientras ésta manifieste su deseo de dejar definitivamente las armas y le digo “no” a negociar un referéndum para 2010 porque no sirve de nada seguir hinchando el globo que Ibarretxe sabe muy bien que, ni se va a inflar más ni va a explotar, porque, por mucho que estas dos preguntas se aprueben en el Parlamento de Vitoria, viajarán a Madrid y de allí no volverán a Euskadi.

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miércoles, 21 de mayo de 2008

Anticipaciones

El debate sobre la anticipación de las elecciones en el País Vasco a finales de este año se ha vuelto a reavivar con la reciente visita de Juan José Ibarretxe a José Luis Rodríguez Zapatero. El lehendakari, que iba dispuesto a plantear al presidente del Gobierno una nueva propuesta de consulta para Euskadi se marchó de Madrid de nuevo con las manos vacías porque el presidente dijo “no”, y lo dijo sutil, graciosa e inteligentemente. En su comparecencia ante los medios tras la reunión, Zapatero explicó todos los temas sobre los que habló con Ibarretxe. Economía, obras del Tren de Alta Velocidad, terrorismo, inversión en Investigación y Desarrollo…y entre ellas, la autonomía de Euskadi, como si fuera un punto más del extenso diálogo que tuvieron.

Ibarretxe, en cambio, salió enfadado y pataleando porque, según él, Zapatero sólo tiene un proyecto para Euskadi, que es el de las elecciones. El secretario general del PSOE replicó que, como bien demócrata que es, sin duda piensa en las elecciones porque son la forma de expresión del pueblo. A fin de cuentas, que no solucionaron nada, cruzaron alguna que otra acusación verbal en sus respectivas ruedas de prensa, y Zapatero se metió en su habitación de la Moncloa e Ibarretxe puso rumbo a Vitoria.

¿Y ahora qué va a pasar? Es lo que nos preguntamos muchos, especialmente los vascos. Pues no va a pasar nada. Porque Ibarretxe es plenamente consciente de que su hoja de ruta, que afirma seguir manteniendo a pesar del encuentro con Zapatero, es ilegal, y que en octubre no puede llevar a cabo la consulta al pueblo vasco, porque debería pasar y ser aprobada, primero en el Parlamento Vasco y después en el Congreso de los Diputados, cosa que no se va a producir, como sucedió con su anterior plan.

¿Tendremos elecciones anticipadas en Euskadi? Tanto la respuesta afirmativa como la negativa tienen razones de peso. En 2005, cuando se llevó el Plan Ibarretxe al Congreso, donde fue desestimado, el PNV convocó elecciones anticipadas en la fecha que se debería haber realizado la consulta para la autonomía de Euskadi. Así pues, los antecedentes nos dicen que en octubre, que es para cuando estaba fijada la votación de la propuesta soberanista, los vascos estaremos llamados a las urnas, pero no para decir sí o no a una mayor autonomización del País Vasco, si no para elegir el Gobierno que nos dirija los próximos cuatro años.

Otra razón de peso podría ser el protagonismo que el País Vasco tendría a finales de año. Si las elecciones se celebran en las fechas previstas. Euskadi será una Comunidad Autónoma más donde se lleven a cabo los comicios, pero si se hacen en octubre, con su campaña electoral previa, se garantiza estar presente a diario en los medios de comunicación y la opinión pública.

Pero, a pesar de los antecedentes y el protagonismo, Ibarretxe y el PNV saben que las circunstancias no son, ni mucho menos las mismas que cuando en 2005 adelantaron los comicios autonómicos. Hace tan sólo dos meses que los nacionalistas vascos se han llevado el que sea posiblemente el mayor batacazo de su historia. Y es que, en las elecciones generales del 9 de Marzo el PNV dejó de ser, por primera vez, la primera fuerza política de Euskadi. Es más, el partido liderado por Iñigo Urkullu perdió su hegemonía en las tres provincias vascas en detrimento del PSOE e incluso las tres capitales, Bilbao, San Sebastián y Vitoria, tuvieron una victoria socialista.

Estos últimos resultados dan buena cuenta de que el Partido Socialista de Euskadi está en alza y el PNV, a la baja. Todo ello debido a que estos últimos todavía no han dejado clara su línea ideológica. Como todo partido político, quieren aglutinar el máximo número posible de votos, pero en su caso, es casi una utopía. Buscan mantener el paoyo del empresariado vasco que históricamente le ha hecho obtener las victorias y, al mismo tiempo, intentan hacer un discurso radical, para que los votos de la izquierda abertzale también vayan a parar a su lado. Tras la marcha de Josu Jon Imaz y la soberbia mostrada por algunos dirigentes, como Joseba Egibar, que no está dispuesto a dejar de lado sus ideas más radicales, se antoja difícil saber a ciencia cierta si el PNV sigue siendo moderado o tiene una vertiente más separatista. Esto, unido a la vergonzosa actuación del partido en Mondragón, con el primer intento de censura a ANV ha hecho que el Partido Nacionalista Vasco vaya perdiendo apoyos.

Así pues, ni al lehendakari ni a su partido le conviene convocar elecciones para octubre, porque el bajón de votos de las generales está muy reciente y, aunque la población vasca no vote de la misma forma en ambas, podría peligrar la victoria del PNV a favor del PSE, lo que supondría una situación histórica en el País Vasco.

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lunes, 19 de mayo de 2008

El poder de los gestos

Narrar no es argumentar, si no que significa recordar quién está hablando y hacer que a nadie se le olvide cuál es el orden de poder, es decir, la existencia de las masas y las clases sociales. La masa escucha y responde a los argumentos. Observa a los actores, la élite y se dedican a hablar entre ellos sobre sus maneras de hablar o la ropa que lleva pero en realidad no saben lo que dice. Así se ha conseguido que políticos que, profesionalmente no valen para desempeñar sus cargos, sean después los que más éxito tengan entre las masas, porque consiguen ocultar sus carencias con este tipo de “maquillaje”.

Uno de los grandes dominadores de las técnicas persuasivas a través de sus gestos, su forma de vestir y su extravagante vida fuera de los parlamentos y congresos es el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy. En la campaña electoral que le llevó hasta el Eliseo, el francés sacaba mucho partido a su lenguaje corporal, con diversos gestos con los brazos y las manos, muy característico, por cierto, de los partidos de derechas. Para atraer al electorado aún más, se hizo fotos con George Bush, Tony Blair o Condolezza Rice.


Una vez ya en la presidencia, Sarkozy sufrió el primer varapalo a su política con los disturbios que se generaron a las afueras de París por las huelgas y las medidas extremas que su gobierno puso en marcha en materia de seguridad. Su imagen comenzó a caer en picado y, consciente de ello, emprende un auténtico espectáculo político. Así, realiza videoconferencias con los secuestradores de Ingrid Betancourt, que después se mostraban en el portal de Internet “youtube” y en el que aparecía el propio Sarkozy en su despacho, con la bandera de Francia detrás.
Tras esto, se creó un club de fans con su nombre, que fabrican camisetas y bolsos con fotos suyas.

Pero, sin duda, el auge definitivo de Nicolás Sarkozy fue gracias a su divorcio con la que hasta entonces era su mujer, Cecilia, para emprender un noviazgo con la cantante y modelo Carla Bruni, que posteriormente acabó en boda.
Los vimos juntos en diferentes lugares, incluso en Egipto, donde la pareja fue a pasar unas supuestas vacaciones, en las que continuamente estaban rodeados de fotógrafos.
También facilitó fotografías suyas subido a los lomos de un caballo, en las que da la impresión, como se aprecia en la fotografía de la página siguiente de ser un auténtico caballero andante, aguerrido y fuerte. Con todo ello consiguió que, más que un político, su vida se pareciera a la de un personaje famoso pero gracias a toda esta campaña, sus índices de popularidad subieron como la espuma.

Los gestos del presidente francés son también dignos de análisis. En sus discursos, los fotógrafos captan con gran acierto las miradas más penetrantes y determinantes de Sarkozy. Los ojos clavados en la oposición, mirando a la cámara o con las manos en el pecho y la mirada hacia arriba. Sarkozy está siempre muy pendiente de la colocación de los fotógrafos y cámaras y es realmente a ellos a quién dirige sus miradas y gestos, a pesar de que no les mire explícitamente porque, aunque tenga a la oposición enfrente, lo que al francés realmente le preocupa es la opinión pública que se formará a raíz de las fotografías y secuencias de imágenes que le capten en los actos públicos.
Con esta campaña de marketing para favorecer su imagen y las miradas de complicidad y llenas de significado, Nicolas Sarkozy consigue una mayor personalidad frente a las cámaras y mucha más interpelación con el público, además de una cierta complicidad con los fotógrafos. Consigue tapar sus carencias o sus malos actos con su vida privada y hace que esta sea incluso más importante que el futuro devenir del país que él gobierna.

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jueves, 15 de mayo de 2008

Lo ético y lo no ético, ¿legítimo o ilegítimo?

Cuando se producen atentados terroristas, los medios de comunicación desdoblan su trabajo y duplican las horas de emisión de informativos especiales con el fin de ofrecer los últimos datos que se van conociendo al tiempo que ocurren. Enviados especiales en el lugar del atentado, periodistas en la sala de prensa de la Moncloa esperando las declaraciones del Gobierno, otros en la casa de la oposición, unidades móviles que se desplazan hasta el hospital más cercano donde las víctimas van a acudir y redactores que se presentan en los hogares de los familiares de los afectados son parte de las informaciones que nos llegan a los atónitos espectadores que no son capaces de asimilar cómo se puede llegar a tener la sangre fría de colocar una bomba o empuñar una pistola buscando el terror, la sangre y la muerte. La ciudadanía absorbe toda esa información y llora, es indiferente o se ríe pero, independientemente del sentimiento que nos provoca, cabe preguntarse: ¿es ético o legítimo que se le de tanta importancia a este tipo de sucesos?

La respuesta rápida y fácil es simple y llanamente que sí. Un hecho de estas características, más especialmente cuando hay víctimas mortales merece ser la noticia del día y que el despliegue con ella sea mayor, obligando al resto de noticias a pasar a un segundo plano. Es más, por respecto, con la víctima y los afectados, además de con sus familiares, se merece ser noticia pero, si nos paramos a pensar, ¿no estamos entre todos, políticos, prensa y ciudadanos haciéndole el juego a los terroristas?

Si hay algo en este mundo que a todo ser humano nos fastidie es la ignorancia. Que alguien se olvide de que estamos presentes, que no nos hagan caso cuando hablamos, que las cosas que hacemos no tengan relevancia. Esto es precisamente lo que debería hacerse con los atentados terroristas. Cuanto menos caso se les haga y menos páginas de periódicos se les destinen, más pronto se cansarán de cometer barbaridades, porque no habrá nadie que les preste atención. Nadie que les alabe ni nadie, como la gran mayoría de la sociedad, que les censure.

Aunque esta actitud no sería ética, quizás sí legítima, porque el fin sería positivo para todos. Si patalean, que pataleen, griten, se enfaden y hagan manifestaciones. Pero que no se les filme, que no se les ponga una grabadora delante ni se les hagan fotos, porque es precisamente lo que ellos quieren. Esa publicidad, aunque a la gran mayoría nos parezca mala, para ellos es la mejor que pueden tener y si queremos acabar con esta lacra que arrastra nuestro país desde hace más de 40 años hay que cortar por lo sano, no sólo con acciones políticas, si no también de la mano de la opinión pública.

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jueves, 8 de mayo de 2008

El trío se rompe

¡Qué sensación de vacío nos dejan, de vez en cuando, algunos grupos musicales cuando anuncian su separación o el punto final a su carrera! Es como si algo de nosotros se desvaneciera, como si una parte nuestra también se rompiera. Pero no sólo pasa con la música. También en política algunas despedidas hacen que un grupo que, aparentemente parecía indisoluble, se rompa, como ha ocurrido con el flamante trío del Partido Popular formado por Eduardo Zaplana, Ángel Acebes y Mariano Rajoy. Es curioso que, después de tantas y tantas veces que hemos oído de sus bocas que algo llamado España se rompe, sea precisamente su relación, su trío el que se haga añicos.

El dueño de Terra Mítica fue el primero en abandonar el barco. Alegó que había cumplido un ciclo y tenía una jugosa oferta de la empresa Telefónica, en la que mejorará sustancialmente su sueldo (a partir de ahora se embolsará cerca del millón de euros al año). Parece ser que ahora una dura, falaz y cruenta estrategia política se premia con contratos desorbitados. ¡Hagamos todos demagogia! Sólo basta con montar una conspiración con datos falseados, hacer unas llamadas y poner unos cuantos autobuses desde todos los puntos del país hasta la capital para montar una manifestación y ya tenemos el puestazo asegurado. Esperemos que dentro de unos años, Zaplana no se queje, como su compañera de partido Esperanza Aguirre, de que no llega a fin de mes.

El segundo en la cola en decir adiós ha sido Ángel Acebes. La decisión del todavía portavoz del PP en el Congreso no ha causado una extrañeza, pero, cuanto menos, sorprende que él también deje la vida política activa, después de haber demostrado su más absoluta fidelidad a cuantos líderes han conducido la nave del partido. Tanto con Aznar, como con Mariano Rajoy, Acebes ha sido el perrito obediente que siempre ha defendido hasta el final las ideas de sus jefes.

Pero, tanto uno como el otro eran conscientes de que, en cuatro años, plantearon una estrategia de acoso y derribo, de crispación, como gusta decir al PSOE, y que se la jugaban todo a una carta en las elecciones: Ganar o ganar. Si no era así, deberían salir por la puerta de atrás. Sus nombres ya estaban muy marcados y manchados por sus oscuras manipulaciones el fatídico 11 de marzo de 2004 y los días posteriores. Sus detractores no lo perdonaron e, incluso en el seno de su partido, muchos votantes tampoco estaban contentos con su presencia.

Habrá que esperar al mes de junio para saber quiénes ocuparan sus puestos, el de diputado raso del Congreso que deja Zaplana y el de portavoz del PP, de Acebes, y todo ello sin olvidarnos de que, también en ese Congreso, Rajoy se someterá al examen de su propio partido para ser reelegido como presidente del PP. Del famoso trío, tan sólo queda él, lo que no se sabe es hasta cuando. ¡Cómo nos vamos a aburrir sin ellos!

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martes, 29 de abril de 2008

Un día cualquiera, que no fue como los demás

Son las siete menos veinte de la mañana de un día laborable como otro cualquiera. María sale de su casa con el tiempo justo. El mes de marzo casi llega a su ecuador y en Guadalajara no hace frío en exceso. Pero, a pesar de ello, su novio, Fernando, ya le había dejado preparado desde la noche anterior su abrigo frente a la puerta para que no se le olvidara antes de coger el tren que le debe llevar a Madrid, donde trabaja como informática en una importante empresa. María y Fernando viven juntos desde hace dos años y hace una semana él le pidió su mano. Se casarán dentro de un año. María pasa por uno de los mejores momentos de su vida. Comprometida con el hombre al que ama, con casa propia, un sueldo y un puesto estables y un rumor que corre por su oficina de que la van a ascender para contar con mejores condiciones laborales. Fernando estaba dormido y María no quiso despertarle para avisarle de que se iba. No pudieron despedirse.

Al ser una usuaria habitual, a María mucha gente le conoce en la estación de su ciudad. Como cada mañana, el portero le dio los buenos días. Pero en aquella jornada él no mostraba la sonrisa que le acompañaba desde que se levantaba de la cama. Aquél día se quedó extrañado al ver una furgoneta blanca aparcada justo delante de la estación. De ella había visto bajar a tres hombres de nacionalidad musulmana que, rápidamente, se subieron al tren con destino a Atocha. Minutos después apareció María y el portero, pendiente de su sospecha y sin quitar ojo a la furgoneta, no la saludó con la misma efusividad de todas las mañanas. Con el tren casi en marcha, María tuvo que correr para poder subirse y arribar a tiempo a la estación de Madrid, y no llegar así tarde a su trabajo. El destino quiso que sus piernas tuviesen la velocidad suficiente como para no perderlo. Eran las siete de la mañana del once de marzo del año 2004. En algo más de media hora, María estaría en Atocha.

Era el “prime time”, la hora punta, y, debido a su tardanza, María no encontró asiento libre. El tren iba repleto de trabajadores, como ella, que se dirigían a sus oficinas y empresas en la capital de España. Gente normal, que vivían el día a día, que pensaban, como María, que aquel jueves era un día más, que no sabían que aquél iba a ser el fin de sus días. Junto a ella, de pie, viajaba uno de los musulmanes que el portero había visto subirse con demasiada rapidez e impaciencia al tren.

Ocho menos veintinco de la mañana. El tren aminora su velocidad, está entrando en la estación madrileña de la puerta de Atocha, donde María se debe bajar. Segundos antes de entrar en la estación, el hombre que estaba a su lado mete sus manos dentro de su chaqueta. Es la última imagen que las retinas de María perciben. En cuestión de segundos, una tremenda explosión emerge del tren. Después, nada. Los restos de María yacen esparcidos junto a los de los demás viajeros.

Media hora más tarde, Fernando, ya despierto, y mientras desayuna, escucha a Iñaki Gabilondo y su repaso a la actualidad en la Cadena Ser, como todas las mañanas. Pero éste no es un día cualquiera. De repente, el periodista vasco interrumpe el ritmo habitual de su programa con una noticia de última hora. “Se desconocen todavía los detalles, pero una bomba a explosionado en un tren de cercanías a su entrada en Atocha. Todo apunta a que es un ataque terrorista. La magnitud del atentado es enorme”. Fernando estaba casi dormitando con el café en su mano, pero cuando escucha la noticia, un escalofrío recorre su cuerpo y salta de su silla en busca de su teléfono móvil para marcar el número de María. El teléfono de su prometida “aparece desconectado o fuera de cobertura”.

Fernando se pone en lo peor, pero a la vez, se aferra a la esperanza de que, el paso por un túnel le haya hecho perder la cobertura a María. Lo intenta de nuevo a los cinco minutos pero la respuesta es la misma. Lo vuelve a intentar otra vez. Y otra más. Y otra. Pero el teléfono no da señal. Sus malos augurios cobran cada vez más fuerza.

Se viste lo más rápido que puede, coge su coche y acelera por la autovía con la intención de entrar en la capital madrileña. Los aledaños de la estación ferroviaria están colapsados. Aparca su coche y se dirige hasta Atocha andando, mientras suplica porque el tren que cogió María no fuera el que ha explosionado. La estación es un auténtico caos. Colapsos de gente y muchas ambulancias pero, a pesar de los atascos reina el silencio y la desolación. Un auténtico glaciar.

Fernando se dirige a los mostradores. Decenas de personas rodean a los operarios de la estación, que trasmiten con la mayor entereza posible, los datos de los que hasta ese momento disponen. “El tren que ha explosionado venía de Guadalajara. Era el cercanías que salía a las siete menos cuarto de la mañana y se dirigía a Chamartín. Ha explosionado cuando entraba en Atocha, pasadas las siete y media”, gritan los operarios.

Entonces ya no hay esperanza. Fernando cae al suelo, suelta un grito desgarrador y rompe a llorar. Ya nunca más volverá a ver a María. Ya no podrá dejarle más noches el abrigo frente a la puerta de su casa. Ya no se podrá casar con ella. Se ha ido para no volver y no pudo despedirse de ella aquella mañana.

Pero hay veces, como esta, en las que un adiós no acepta despedidas. El tren se llevó lo mejor. Lo mejor de María, pero también lo mejor de Fernando. Los sueños de ambos echaron a volar aquella mañana. María fue una más de los 191 muertos que aquella pesadilla se cobró el fatídico 11 de marzo en Madrid.

Desde el más allá, ella vio la desolación de Fernando, su inconsolable tristeza. Vio a toda España llorar su muerte y la del resto de víctimas, pero también vio, durante cuatro largos años cómo utilizaron su muerte para intentar encubrir la verdadera historia de lo que sucedió esa mañana. Vio cómo su amigo, el portero de Alcalá de Henares era amenazado por acudir a la policía y avisar de la sospecha que aquella mañana le hizo ver una furgoneta aparcada delante de la estación y a los hombres que con tanta prisa y queriendo pasar desapercibidos se subieron al tren.

Fernando decidió cambiar de casa y mudarse al centro de Madrid. Buscó otro trabajo. Todas las mañanas, desde aquel 11 de marzo se sienta en uno de los muros que cubren la estación de Atocha. En silencio, cierra los ojos y recuerda la barbarie que aquel día presenció. Entonces, se evade del mundo que le rodea y le pregunta a María qué podría hacer para volver a empezar de cero, para deshacer lo que ya está deshecho. Para regresar a esa mañana en la que no se despertó para despedirla, para retenerla cinco minutos con un simple beso y que así ella perdiese el tren. El tren que se llevó todos sus sueños. Pero entonces Fernando abre los ojos, abrumado por el ruido de otro cercanías que entra en Atocha y vuelve a la realidad. Sentado en el muro, sigue en silencio, pero mirando a su alrededor, todas las mañanas se repite continuamente una pregunta a sí mismo, a la que nunca podrá encontrar respuesta: “¿Por qué?”.



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lunes, 28 de abril de 2008

Así no

Una de las noticias que más convulsiones ha generado en los últimos días ha sido la referente a la primera de las tres mociones de censura que se han presentado contra alcaldías de municipios en las que gobierna ANV. La de Mondragón, por ser la primera y, además, el escenario donde ETA asesinó por última vez, levantaba expectación mucho antes de que se llevara a cabo.

Como suele ser habitual, en un principio todos los partidos políticos estaban a favor de sacar del poder a una agrupación, la única, que no condenó el atentado que le costó la vida a Isaías Carrasco. Con sus también habituales idas y venidas, y dejando patente la crisis interna que vive el PNV, los nacionalistas vascos se dividieron y, mientras unos apoyaban la moción, otros, el brazo radical de la agrupación liderada por Urkullu, se quejaban y decían que eran medidas que iban en contra de la democracia y la libre expresión de ideas.

Finalmente se consiguió crear una moción llamada “ética”, promulgada por el PSE y apoyada también por el PNV, que era, se suponía, el primer paso que el consenso político debería haber traído para echar a ANV del ayuntamiento de Arrasate. Pero, con el afán de protagonismo que siempre les caracteriza, el PP, de manos de su concejala en el pueblo gipuzkoano, se abstuvo, con el pretexto de que una moción ética no era suficiente, y que se debía ir directamente a la censura. Lo que en el PP parece que todavía no han aprendido es que, para llegar al final de un camino, hay que ir dando pasos hacia delante y que no se puede llegar de una sola zancada al destino final. Iciar Lamarain, concejala del PP en Mondragón, se arrepintió al día siguiente de su actuación, pero no desaprovechó la ocasión para criticar a los socialistas por su propuesta de moción “light”.

Los que también se abstuvieron fueron los concejales de EB, dejando también claras las enormes diferencias entre los de Madrazo y los dirigentes de Madrid, encabezados por Gaspar Llamazares. Dos de los tres concejales tomaron esta decisión, mientras que el otro, de EB- Zutik voto en contra de la moción. Llamazares no tardó en salir a la luz pública anunciando que los miembros de su partido que tomaron esta decisión estaban fuera de su partido. Otros que se unieron a la abstención fueron los concejales de Eusko Alkartasuna.

Las decisiones de estos dos últimos partidos pueden tener una lectura más allá del simple hecho de una abstención. Tanto EA como EB forman parte, junto con el PNV del tripartito que actualmente gobierna el País Vasco. A pesar de las divergencias ideológicas que puedan llegar a tener, lo cierto es que quiénes conducen el velero vasco son los tres partidos, con un claro liderazgo del PNV. ¿Podría ser que, para acallar las voces de los nacionalistas más radicales, representados por Joseba Egibar, el PNV hubiera decidido, no sólo sus votos, sino también los de EA y EB, para, sobre el papel apoyar la moción ética, pero después tener bien estudiada la estrategia para que no se llevara a cabo?

Lo que es cierto es que, con los números sobre la mesa, nueve votos se decantaron en contra de la moción ética (siete de ANV, uno de Aralar y el ya mencionado de EB- Zutik) y ocho a favor, mientras que, los que deberían haberla apoyado, como el PP y EB, finalmente se abstuvieron. Así pues, la moción ética, el primer paso para echar a ANV de la alcaldía de Mondragón, no prosperó gracias a la chulería de unos y el miedo de otros. Después, tanto unos como otros, se quejarán de la violencia callejera, las extorsiones y la falta de libertad en Euskadi cuando son precisamente ellos los que les dan oxígeno. Después pondrán autobuses para llenar Madrid con banderas de España y kilométricas pancartas con lemas en contra del gobierno. Después se harán la foto con las víctimas pero a la hora de la verdad, cuando hay que pasar a los hechos que de verdad importan para solucionar este grave problema que asola al País Vasco, entonces no dan el paso definitivo. Sólo hay una cosa que está clara. Ésta no es la forma de derrotar a ETA. Así no. Porque nuestros enemigos no son quiénes piensan diferente a nosotros, si no los que, por hacerlo, tienen la sangre tan fría y el corazón tan helado como para coger un arma y apretar el gatillo para dejar sin vida a las personas que no comulguen con sus ideas políticas.

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miércoles, 23 de abril de 2008

La niña de Rajoy se revoluciona

Cuando Mariano Rajoy le puso a su niña electoral el nombre de “Victoria Esperanza” no lo hizo, ni mucho menos al azar. Lo que él no sabía es que ese segundo nombre no iba a ser la esperanza que, él creía, España iba a tener si ganaba el Partido Popular las elecciones. Pasado ya más de un mes desde los comicios generales ya sabemos que la niña de Rajoy no se llama Victoria, si no sólo Esperanza. A secas. Y más que suficiente. Porque la niña de Rajoy nos ha salido guerrera.

Después de su guerra mediática con Alberto Ruiz- Gallardón, Esperanza Aguirre, a la que parece gustarle demasiado ser el centro de las polémicas a pesar de sus quejas hacia la interpretación que los medios hacen de sus palabras, decidió lanzar un “órdago” a su propio partido, insinuando que iba a presentarse como candidata a la presidencia del PP, rivalizando a Mariano Rajoy. Tras los posicionamientos de los llamados “varones”, es decir, los hombres fuertes del Partido Popular del lado de Rajoy, Esperanza rectificó, viendo que no contaba con tantos apoyos como los que quizá en un principio pensó que iba a tener.

La enésima, que no la última, llegó el pasado lunes, cuando por la mañana negó rotundamente que se presentaría para liderar el PP y por la noche, en el programa 59 segundos, dijo que esa decisión de no presentarse es “inamovible…o no”. Las últimas declaraciones de Doña Cuaresma han llegado hoy, al contestar a Manuel Fraga y decirle que “lo de la mordaza no va conmigo”, en alusión a lo que el gallego le replicó, de que debería estar callada, por el bien de su partido.

Ahora bien, ¿estamos, como Aguirre dice solamente ante una interpretación de los medios de las réplicas que, tanto unos como otros se lanzan?, ¿Lo que busca Esperanza Aguirre es realmente un simple debate de ideas? Las dos preguntas se pueden responder con un “No” rotundo. A pesar de que ella lo niegue, Esperanza Aguirre tiene muchas ganas de llegar a presidir algo más que una Comunidad Autónoma porque, aunque niegue tener más aspiraciones de las que ha conseguido hasta ahora, es innegable que quiere ser la líder del PP para hacer y deshacer a su gusto porque, de no tener tales aspiraciones, no continuaría en política, como todos.

Aguirre lanzó el “farol” u “órdago”, como muchos han calificado, dada su conocida afición a jugar a las cartas para observar cómo se posicionaban sus compañeros de partido y los diferentes medios de comunicación a los que todavía les faltaba un hecho de estas características para tomar parte en la guerra interna del Partido Popular. Ahora, que sabe que no cuenta con demasiados apoyos, lo más probable es que lleguemos a Junio y en el Congreso del Partido Popular tan sólo haya una candidatura, la de Mariano Rajoy.

Pero por predicciones que no quede. Esperanza Aguirre va a continuar con su hambre de poder. Esperará a cumplir los años que le quedan al frente de la Comunidad de Madrid para pasar a ocupar un asiento en el Senado y, desde allí, poder presentar su candidatura en el próximo Congreso del PP. Es más, otro pronóstico: El día que Aguirre se juegue su puesto al frente del Partido Popular lo hará frente a uno de sus grandes enemigos, uno que también tiene mucha sed de poder. Alberto Ruiz- Gallardón.

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lunes, 21 de abril de 2008

¿La democracia tiene de verdad tanta fuerza?

Cuando se producen atentados terroristas con víctimas mortales todos los políticos salen a la palestra convocando ruedas de prensa con un diálogo que ya todos sabemos de antemano y que parecen tener escrito como patrón, guardado en un cajón que desearían no tener que abrir nunca para desempolvar tal discurso. Frases como “ETA tiene la batalla perdida”, “están derrotados” o “el peso de la democracia es más fuerte” se suceden de uno y otro lado, sin importar entonces cuáles son las ideas políticas que defienden. Pero, ¿realmente la democracia es más fuerte?

En nuestra sociedad actual somos mayoría los que repudiamos y rechazamos los ataques terroristas de cualquier tipo, especialmente los de ETA, que son los que más de cerca nos tocan pero, utilizando de nuevo una de esas frases tan repetidas, “matar es muy fácil”, porque con uno, una sola persona que tenga la sangre fría de apuntar a la cabeza o al corazón de una persona y apretar el gatillo de su arma, solamente con una persona que sea capaz de hacerlo, la democracia se desinfla y no tiene esa fuerza que los políticos se esfuerzan por demostrar cada vez que el dolor y la tristeza por una muerte incomprensible llenan las páginas de los periódicos, los telediarios y los minutos radiofónicos. Frente a esa fuerza utópica de la democracia, se impone la fuerza real de las balas y las bombas.

Tras la muerte de Isaías Carrasco, hace más de un mes, a estos discursos, los políticos añadieron la necesidad de que los ciudadanos acudiéramos en masa a votar, como mejor respuesta posible ante ETA porque, afirmaban, significaría una nueva victoria de la libertad. Es absurdo hablar de libertad cuando una persona está a punto de ser enterrada por haber manifestado sus ideas públicamente y haber ostentado un cargo gracias, precisamente, a esa libertad de la que ellos hablan, tuvieron los ciudadanos para dar su voto y aupar a Carrasco al Ayuntamiento de su pueblo.

Por mucho que intenten convencernos, esa batalla que afirman ETA tiene perdida no es todavía una realidad. ¿Qué pasaría si en una idílica situación el mundo entero arrojaría todas sus armas a la hoguera y una persona se quedará con una pistola en casa? Entonces, esa persona sería la dueña del mundo, porque podría amenazar al resto con acabar con sus vidas si no les hacen caso.

Pero esténse tranquilos, no vamos a hablar de vender nada a nadie, ni de pagar un precio político. Solo de la libertad, tan relativa en la que nos movemos actualmente. Porque, no nos engañemos, ni ETA está hoy por hoy vencida por la democracia, ni los ciudadanos disponemos de la libertad que los políticos nos hacen creer que tenemos.

Lo que sí debemos tener es voluntad de querer acabar con este terror que desde hace tanto tiempo asola a España en general y al País Vasco en particular. Porque, como dijo el presidente del Gobierno, “juntos todos acabaremos con esta lacra”. Juntos. Todos juntos.

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